Y así de la nada, se murieron las mariposas que sentía en mi estomago cuando te veía. Y me di cuenta que te amo, que realmente te amo.
Amo tus defectos, tus enojos, tus desplantes, tus celos y los míos.
Amo que seas libre y prefieras estar conmigo.
Amo que seas un desastre en la cocina, pero aún así, me prepares un café perfecto.
Amo que mis ojos te miren, bella, etérea, inmaculada, alcanzable y pervertida, que con un beso jales mi mano hacia tus nalgas y me beses deseosa.
Agradezco que se mueran las mariposas que sentía en mi estomago cuando te veía y sus cadáveres nutran las raíces de nuestro amor.
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